domingo

Felicidad

-No llores.
Mira hacia atrás, sonríe. Piensa que la ha pillado, que ha visto cómo una gota de agua salada se deslizaba por su mejilla mientras escuchaba ensimismada las letras que cantaban tanto encima del escenario como detrás de ella. Se seca el jugo agrio de felicidad con las yemas de los dedos, llevándose con él el tinte negro de sus pestañas. Sonríe, ahora qué más da. Después de un invierno malo, una mala primavera. Chop. Ahora sí. Una sólida lágrima impacta contra la moqueta silenciosamente. Se limpia disimuladamente el surco húmedo que dejó tras de sí una estrella fugaz de felicidad. Qué vergüenza, se supone que ella no es ni fan de Fito.
-No llores.
Mira hacia atrás, sonríe. Se pierde por un momento en el abismo oceánico que la observa.
Zule, qué bonito nombre tienes.

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